Se nos ha ido el bueno de don Alfonso Rosales. Se nos ha ido un santo que aprendió de los santos a serlo.De niño conoció a los Beatos Mártires Salesianos de Málaga. Uno de ellos era su confesor. Tenía vivo el recuerdo del Beato Francisco Miguez, apedreado frente a su casa, o del Beato Manuel González bajándose de su coche para jugar con los niños de la calle Eduardo Domínguez Ávila.
Contaba con alegría de niño su viaje al Colegio Salesiano de la Trinidad de Sevilla para asistir a una magna celebración con motivo de la canonización de San Juan Bosco. Y, además, hizo la comunión el 24 de mayo en nuestra entonces capilla de San Bartolomé, con la Antigua Imagen Coronada.
De joven conoció, en el Instituto Gaona, a Diego Ernesto Wilson, que después sería fundador de MIES. Amistad íntima que cultivó hasta que el P. Wilson nos dejó.
Pero, podemos aventurar, que la personalidad que marcó su vida fue la de don Juan Estrada Castro. Párroco de Capuchinos mientras don Alfonso estaba en el seminario. De don Juan podemos decir que aprendió a ser párroco de barrio, aprendió la vida entregada a su ministerio, a sus feligreses, sin descanso. ¿Repitió don Alfonso modelos de don Juan en su servicio como párroco de Capuchinos? Seguramente sí.
Capuchinos ha sido bendecido por buenos párrocos y, sin temor a equivocarnos, dos de ellos son santos, santos a los que encomendarnos, santos de los que interceden por nosotros al Padre Bueno. Uno todos sabemos que es don Juan Estrada. El otro acaba de llegar al Paraíso, y todos sabemos, también, que se llama Alfonso Rosales Trujillo.
La Santísima Virgen, Pastora y Auxiliadora, ha salido a recibirlo. Eso es seguro. El goza ya del premio merecido a los grandes, a los que optan por Cristo con radicalidad evangélica.
Se nos ha ido el bueno de don Alfonso Rosales. Se nos ha ido un santo que aprendió de los santos a serlo.
Si palabras, quizás no hayan sido tantos momentos los que haya podido compartir con el como quisiera, pero Don Alfonso Rosales o mejor dicho San Alfonso Rosales, porque este hombre fue en vida santo y en vida eterna ante los ojos de su barrio de capuchinos sigue siendo Santo....Hombre Capuchinero Pastor de sus ovejas y corazón salesiano, querido don alfonso No dejes nunca el barrio de tu mano, porque tu barrio el de capuchinos esta unido a tu mano, a tu corazón, a tu forma de vida porque capuchinos es como tu lo has enseñado ha ser humildes y trabajadores y sobre todo Mariano...
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